Al comparar los animales y los seres humanos, uno de los aspectos que más interés despierta es la comunicación. Muchos pensadores establecían que sólo los seres humanos podíamos hablar, pero lo que no sabían es que los animales también se comunican entre sí.
Algunos utilizan señales visuales ,como las luces de la luciérnaga, los bailes de las abejas, o los cambios de color del calamar, auditivas como los cantos de los pájaros e incluso táctiles algunos topos golpean las paredes de los túneles para comunicar dónde se encuentran y otros perciben la señal mediante la nariz.
El lenguaje es la facultad, común en el hombre y en muchas especies animales, de expresar su experiencia y comunicarla a otros mediante símbolos y señales registradas por los sentidos . El lenguaje es el conjunto de sonidos emitidos con el que el hombre manifiesta lo que piensa o siente.
Si con el término “lenguaje” nos referimos sólo a comunicación, está claro que es algo exclusivamente humano. Por eso no hablamos de lenguaje, sino de comunicación animal. Dicha comunicación no es verbal. Dispone de un registro más o menos amplio de señales que permite transmitir información. Cada señal se corresponde con un mensaje; un sonido equivale a una idea.
En el caso del lenguaje humano, nuestros sonidos carecen de significado.
La mayoría de las señales animales se adquieren de un modo innato.
Varios investigadores, entre los que destaca SueSavage-Rumbaugh, han intentado enseñar a los chimpancés a hablar. En algunos casos han llegado a criarlos como bebés y les han proporcionado un ambiente similar al de un niño. Pero cuando se ha pretendido que utilicen palabras no han llegado a pronunciar más que un puñado de ellas muy elementales.
En ningún caso se ha conseguido que superen el nivel que alcanza a los dos años y medio un niño normal.
Hace falta un cerebro grande para poseer la inteligencia y el lenguaje humano. Las diferencias entre el modo de comunicación animal y humanoson las que hay entre una lengua con escaso vocabulario y otra muy desarrollada.
Hoy por hoy, las grandes verdades son: la notable diferencia entre la comunicación animal y el lenguaje humano y la imposibilidad de enseñar a hablar a un animal como lo hacemos nosotros.